domingo, 3 de agosto de 2014

Sincronicidad: Nada es casual...


Le sucedió a un actor joven, pero ya no tanto. Su nombre? Anthony Hopkins. Acababa de ser contratado para filmar "La mujer de Petrovka". Además del guión, quería leer la novela original de George Feifer. Fue estéril buscarla en las librerías: estaba agotada. Desalentado, se acomodó en un asiento del andén del metro a esperar el tren, y en el hueco del respaldo vio un libro. Sí: un viejo ejemplar de aquella novela, lleno de anotaciones en los márgenes! Mera coincidencia? Parece imposible. Pero algo más sucedió que tiraría por tierra el concepto de "casualidad": dos años más tarde, ya en el rodaje del film, Hopkins conoció a Feifer, el autor. En un entretiempo, Feifer se lamentó de haber perdido el último ejemplar de su novela, en donde había hecho numerosas anotaciones para cuando la película se rodara. Hopkins palideció: sí... era el de la estación del metro!

Carl Jung, junto con el Premio Nobel de Física Wolfgang Pauli, llamaron a estas coincidencias significativas SINCRONICIDAD: eventos que parecen ser la expresión en el mundo externo de algo profundo que se mueve en nuestro interior en determinados momentos, como si el adentro y el afuera desdibujaran sus fronteras, y los hechos se manifestaran asombrosamente entrelazados. La resultante puede ser una exaltación del espíritu: la intuición de que quizás el caos que parece constituir la realidad tenga un orden que no llegamos a ver, salvo en estos momentos extraordinarios. David Peat lo dijo así: "Es posible que detrás de los fenómenos del mundo material haya un orden generativo y formativo llamado Inteligencia Objetiva". Otro físico hablando como si fuera un místico!

No, no es casualidad; pero tampoco es causalidad, pues estos hechos no se causan el uno al otro, sino que están ligados por su significado, como si la Vida misma quisiera hablarnos en su propio idioma: el del Misterio. Los seres humanos y los hechos nos entrecruzamos como los hilos de un complejo tapiz. Pero nuestra percepción es limitada, y sólo vemos el reverso del bordado, sin poder comprender cabalmente su dibujo. Quizás volverse sabio sea cruzar hacia el otro lado y ver que en el Gran Tapiz aquello que nos parecían caprichos del destino son nudos necesarios para poder dar una nueva puntada... El I Ching -un libro chino con más de 4.000 años de antigüedad, fundamentado en el principio de la Sincronicidad- fue prologado en una de sus versiones por Jung. En su versión hispana incluye también un poema de Jorge Luis Borges, que dice así (para quienes no conozcan la palabra "ergástula", significa "cárcel")...



"El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
de su casa, ya ha vuelto. Nuestra vida
es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredres. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha,
pero en las grietas está Dios, que acecha."

(Publicado por la revista Sophia OnLine, octubre 2010)
© Virginia Gawel

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